(A Lope de Vega)

ROMANCE DE UN "COLOSO"

Si Lope viviese ahora,
sería su dama fiel,
aunque amantes le sobraban
por ser un grácil doncel.

De aqueste gran siglo de oro,
junto a Góngora y Cervantes,
los tres fueron los tesoros
de aquella España triunfante.
Felix, fue un niño precoz
de la villa de Madrid.
Nació en el sesenta y dos.
Era muy apuesto y gentil
y de padres de alta alcurnia.
Además de gran poeta
conoció de maravilla,
la danza, música y esgrima.

El curso de humanidades,
a los doce lo pasó...
Mas pronto se queda solo,
sin amparo y protección.
Trabajó en varios sitios:
Con el obispo de Ávila,
don Jerónimo Manrique,
y con el Duque de Alba.
Rumores de entonces dicen,
que los estudios dejó,
por ir tras una mujer
que lo encendía de pasión.
Era hombre de amoríos...
De romances pasajeros.
Se complicaba con riñas,
que a prisión le condujeron.

Con Isabel de Molina,
él se casó "por poder",
ya que en la cárcel estaba,
por amores, el doncel.
Años de felicidad,
con ella vivió en valencia,
dedicándose a escribir,
igual versos que comedias.
Al quedar decepcionado
de la guerra de " La armada",
se reunió con su esposa,
que en Valencia le esperaba.
Otra vez vuelve a escribir,
siendo gloria de su tiempo...
Más la tristeza le invade,
por unos tristes eventos:
muere su amada Isabel,
también su hija Teodora,
pero pronto se repone,
y de nuevo se enamora.
Esta vez casada está
la mujer que él adora.
Mas Lope sabe esperar
ya que pronto queda sola.
Cuando enviudaron los dos,
juntos emprenden camino,
y de la feliz unión,
nacen esos siete hijos.
En época tan feliz,
su escribir es galopante
siendo ya reconocidos
sus sonetos y romances.
Por su falta de dinero,
escribe como " cosaco":
"Veinticuatro horas pasan,
de las musas al teatro".


Se ordena de sacerdote,
cuando los suyos le faltan,
y aunque hábitos tenía,
le enloquecían las faldas.
Incluso tuvo otro hijo,
con Marta que era casada,
que más tarde moría,
porque loca ella estaba.

¡Ay pobre Lope de Vega!
A su ancianidad ha llegado,
y aún le quedan disgustos...
Su penar no ha terminado.
De los hijos que le quedan,
Marcela se mete monja,
y con un noble se fuga,
su querida hija Antonia.
A los setenta y tres años,
de un caluroso Agosto,
rodeado de sus libros,
muere Felix... triste y solo.

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MARISÚ